
El ordenador de basuras
Valls dispone de una nueva planta de transferencia de residuos que permite reciclar mejor y con un coste menor La instalación, estrenada en febrero, separa y redirige los restos
En un mundo más perfecto que el nuestro, cada hogar pondría cada basura en su sitio y de esta manera, gestionar los residuos sería mucho más fácil, podrían volver a aprovecharse mejor y bajaría el porcentaje que acaba en la incineradora. Pero como los mundos perfectos no existen, las basuras se clasifican y seleccionan en las plantas de transferencia de residuos. Son grandes espacios que pueden compararse a nodos logísticos de los residuos: allí se reciben, se clasifican, se almacenan y cuando hay el volumen suficiente para aprovechar bien el viaje, cada tipo de basura se lleva a otra planta para procesarla y volverla a introducir en el mercado o bien ya desecharla definitivamente.
Valls cuenta desde febrero con una de estas plantas, gestionada por el Consell Comarcal de l'Alt Camp, en el polígono industrial Palau del Reig de Dalt. La inversión, financiada por la Agència de Residus de Catalunya, ha sido de 1,5 millones de euros, el 15% menos de lo previsto.
Las instalaciones de Valls son un paso intermedio de los residuos orgánicos bien hacia la planta de tratamiento mecánico -biológico de la fracción resto de Botarell (Baix Camp); bien hacia la planta de compostaje, también en Botarell, o hacia la planta de valoración energética de Tarragona.
Josep Maria Tost, director de la Agència de Residus, señala un antes y un después clarísimo de la nueva planta de Valls. «Se ahorran muchos camiones hacia Botarell y, además de ganar eficiencia, hay menos emisiones de CO2 y un ahorro de combustible». Pero sobre todo hay «un aprovechamiento mucho mayor porque los residuos orgánicos manchan los otros y tratarlos bien es aumentar el reciclaje».
Mayor concienciación
La comarca del Alt Camp destaca por los buenos indicadores en concienciación. Cada habitante, según los datos de la Agència de Residus, genera 433 kilos de basura al año (1,19 al día), mientras que la media de Catalunya es de 492 por habitante/año (1,35 kilos al día). Además de generar menos desperdicios, cada vecino de esta comarca recicla 42,4 kilos de su basura mientras que la media catalana es de 39,05 kilos.
Tost explica estos buenos resultados como «el resultado de muchos años de trabajo». «La comarca -añade- es pionera en algunos sistemas, como la recogida puerta a puerta, que hemos ido desplegando en otras localidades porque funcionan muy bien». Este matiz humano se nota también en la planta de transferencia, que recibe mejor separados los residuos que en el resto de las 21 plantas de las que dispone Catalunya.