Un Envase, 25 Céntimos
El sistema de devolución con depósito cumple 10 años en Alemania con un espectacular índice de retorno del 98,5%
El precio ha persuadido a los más recalcitrantes con el reciclaje
DÜSSELDORF
En la ciudad de Düsseldorf, uno de los principales núcleos industriales de Alemania, no hay latas ni botellas de refrescos o cerveza tirados por el suelo y tampoco se observan en las papeleras de las calles o en los parques. A 25 céntimos el envase, quien no recicla por educación o por conciencia ambiental, lo hace por dinero. Así de sencillo.
Entrega de envases y reintegro del depósito en una gasolinera de Essen, en Alemania. ANTONIO MADRIDEJOS
Entrega de envases y reintegro del depósito en una gasolinera de Essen, en Alemania. ANTONIO MADRIDEJOS
Alemania fue, en 1991, uno de los primeros países del mundo en introducir los contenedores de colores para favorecer el reciclado de los envases y otros residuos domésticos, pero en el 2003 decidió probar algo nuevo al constatar que el sistema parecía haber tocado techo. Por aquel entonces, solo el 35% de los envases desechables recibían un tratamiento adecuado, es decir, eran recogidos selectivamente para la fabricación de nuevos plásticos u otros materiales. «Diez años después, el porcentaje se ha triplicado hasta llegar al 98,5%», explica Thomas Fischer, de la Deutsche Umwelthilfe, una de las organizaciones que impulsó el cambio en Alemania.
El responsable del éxito es el llamado sistema del retorno, o SDDR, un mecanismo que aplica un recargo a todas las bebidas en lata y plásticos desechables como el PET, además del vidrio reutilizable, que se recupera cuando el envase se devuelve a un comercio (no necesariamente en el mismo en que se compró). En Alemania funcionan con SDDR los refrescos, el agua mineral y la cerveza, y en breve está previsto que se añadan los tetrabricks de zumos. Guste o no, siempre habrá alguien dispuesto a recoger un envase tirado en el suelo o a hurgar en las papeleras. De hecho, el 1,5% que no se recicla obedece a botellas rotas o extraviadas que no pueden reingresar en el sistema.
El depósito es de 25 céntimos por envase desechable, con independencia del coste y el tamaño, y de 8 céntimos por envase reutilizable, como el vidrio de la omnipresente 'bier'. La devolución puede efectuarse mediante unas máquinas de diseño estridente, visibles fácilmente en supermercados, aunque el elevado coste de una unidad (unos 20.000 euros) ha provocado que la devolución de los 25 céntimos en el comercio minorista se efectúe normalmente de forma manual. Los envases de plástico o vidrio que no forman parte del SDDR se siguen depositando en el contenedor amarillo y tienen un tratamiento similar al de España.
Vertederos e incineradoras
«Unos 28 de los 51 millones de envases de bebidas consumidos diariamente en España se abandonan, incineran o acaban en vertederos», dice Miquel Roset, director ejecutivo de Retorna, la entidad que propugna la implantación del SDDR en España. «El sistema actual se ha estancado y no ha logrado frenar la producción de residuos», añade Víctor Mitjans, coordinador de estudios de la misma entidad. En Retorna están presentes asociaciones ecologistas, de consumidores y sindicatos.
Retorna, que recibe una subvención por parte de los empresarios alemanes fabricantes de las máquinas, propone que los comercios reciban en España dos céntimos por envase para que puedan hacer frente a las molestias e incluso puedan comprar las costosas expendedoras automáticas, «que no necesariamente tendrían que ser alemanas», añade.
El PSOE impulsó en la anterior legislatura la implantación del sistema del depósito en España, pero el PP lo detuvo al llegar al Gobierno al considerar que era «imposible» su adopción por motivos sociales y porque obedecía a intereses de los fabricantes de las máquinas, entre otros argumentos. La patronal de los supermercados y las entidades encargadas del reciclaje del contenedor amarillo (Ecovidrio y Ecoembes) también se manifestaron en contra, así como las grandes embotelladoras de refrescos, que consideraron que el consumo se iba a retraer. Sin embargo, eso no ha sucedido en Alemania: lo que sí se ha constatado es un cambio hacia envases de mayor tamaño y un aumento de la reutilización tanto del vidrio, sobre todo para cervezas, como del PET grueso, especialmente para zumos. «En Alemania existían las mismas presiones y reticencias respecto al SDDR que hay en España», prosigue Mitjans.
La decisión del Gobierno del PP deja una puerta abierta, según la asociación Retorna, a que el SDDR sea implantado voluntariamente. «Emplazamos a que algún Gobierno autónomo sea valiente e impulse el sistema. Tienen capacidad legal. Total, a la larga no habrá más remedio porque lo obligará la UE», asegura Domingo Jiménez Beltrán, presidente de honor de Retorna y exdirector de la Agencia Europea del Medio Ambiente.